Emprendedoras en cuarentena: Carmen

Carmen comparte con nosotros su experiencia y sus sensaciones durante la cuarentena:

«La cuarentena cambio nuestra vida en 360 grados! En los primeros días estaba bien para cortar un poco con la rutina, poder parar de trabajar tanto, descansar y salir del trajín del día a día, pero ya nada es igual, todo se tornó un poco difícil porque ya estamos muy encerrados, ya estamos un poco cansados. Al principio a mí me agarró como una fobia, estaba encerrada en mi pieza y no quería ni salir, me ponía mal ver tantos números de contagios, muertos, gente del barrio que uno conoce que se contagia y saber de casos de personas que mueren, es muy triste todo esto. Después, lamentablemente uno se acostumbra, pero es muy fácil ver esta realidad, el encierro, ver que no hay trabajo tampoco, todo lo que pasa, pero la estamos peleando. Yo tengo un taller de costura y no hay nada de trabajo, está todo parado, no entra mucho, solo algunas reparaciones y arreglos chicos que algo suman.

Por suerte recibí el I.F.E. (Ingreso Familiar de Emergencia) y lo invertí para comprar una panchera y una parrilla eléctrica. Todos los días a la mañana organizo un poco la casa y cerca de las 11:30 saco mis productos a la vereda para vender, con eso salvo el día a día. Como al medio día voy a buscar la comida al comedor, mis hijos me cubren ese rato que salgo, ellos me ayudan mucho por suerte. Tengo algunos productos de kiosco, golosinas, hago recarga de celulares y vendo los panchos y las hamburguesas.

En casa somos 6, mis 4 hijos, yo y mi marido, que por suerte la semana pasada consiguió un trabajo, él es albañil y estuvo un tiempo largo sin trabajar, pero gracias a Dios consiguió algo, pudo sacar el permiso y ahora está pudriendo trabajar. Con los chicos es complicado también, están sin poder salir a la plaza, a la escuela, a fútbol, a jugar, uno de ellos tiene una discapacidad y está sin poder ir a la escuela y se me está tornando difícil. Además todas estas cosas también repercuten en el humor, en la pareja, en las relaciones de la familia, el clima en la casa por momentos se tensa y uno está con esa angustia y se terminan generando discusiones incluso. 

Sumado a todo esto a mi papá le dio un ACV hace una semana, me pintaron el peor panorama, pero por suerte Dios torció el destino y ahora está evolucionando bien, pero es muy difícil para todos en este contexto no poder verlo, sentir que se va y no poder despedirlo o darle la mano para que sienta que estamos cerca, de todos modos uno tiene el corazón ahí.»